Cuando uno entra en un bar típicamente andaluz y se ve colgando del techo de la barra esa ristra de salchichones, de cañas de lomo y de jamones ibéricos no puede menos que empezar a llorar de alegría ante tan magna belleza. Pero el que las longanizas cuelguen no solamente tiene un sentido práctico, sino también histórico

El sentido práctico de colgar un jamón todo sabemos cuál es: el jamón se cuelga para que vaya desapareciendo poco a poco la humedad. Es más, seguramente hayáis escuchado más de una vez la frase de "¡y un jamón con chorreras!". No sólo sirve para distinguir chulería, sino que la chorrera es el sombrerito de plástico que se le coloca al final del jamón para que la grasa gotee o "chorree".


Pero... ¿Sabéis cuál es el sentido histórico de que los embutidos cuelguen en los bares? Para eso tenemos que remontarnos a la época comprendida entre los siglos X y XIV de la España en la que cada vez había más enfrentamientos entre judíos y cristianos. Imaginaos Andalucía o Sevilla, con sus típicas juderías y barrios. Colgar embutidos provenientes del cerdo en los establecimientos -propiedad de cristianos- era señal de 'aquí se come carne de cerdo y no sois bienvenidos'. 

Ea. Medida un poquito racista y drástica, pero que increíblemente se ha mantenido a lo largo de los años. No como sentido de 'os seguimos odiando', afortunadamente, pero sí para exponer a los visitantes las múltiples carnes y longanizas de las que podemos disfrutar por los bares y tascas tan típicamente españoles.